El sistema de ayudas universitarias propuesto nace de una perversión proactiva
Un ejemplo más de por qué hay que mantenerse irreductibles en la defensa de los derechos sociales
Es cierto que no se puede dar una beca a un vago, se dice, y eso es razonable pues el esfuerzo debe tener premio. De modo que en eso estamos de acuerdo. Es cierto que los recursos son limitados y eso quiere decir que hay que establecer baremos de preferencia a la hora de asignar las ayudas económicas y también estamos de acuerdo. También es cierto que debe ayudarse al que no tiene, como se enuncia en las obras de misericordia pero más por justicia social que por caridad, que para eso estamos en un estado social y de derecho, eso dicen. Basados en esto, queda por parametrizar estos tres elementos: rendimiento, recursos y necesidad económica del estudiante.
No vamos a hacer una tesis sobre esto en cuatro líneas. Pero sí es necesario poner en claro cómo se mide el esfuerzo. En primer lugar, hay un bloque de carreras a las que para acceder es preciso un corte de nota que raspa el aprobado, precisamente esas carreras de brillante CV aparente que tan orgullosos exhiben muchos de nuestros políticos y que desde luego desde aquí no hacemos ni haremos desmerecer. Tampoco las nombraremos para que nadie se sienta ofendido ni menospreciado, que no se trata de eso ni se pretende. Hay otro bloque de carreras en las que las exigencias para acceder superan una nota de corte alta, caso de las ingenierías y técnicas en general. En el primer grupo el porcentaje de aprobados curso a curso a curso es muy alto como lo es el porcentaje de alumnos que terminan sus estudios con notas brillantes y es frecuente leer que acaparan los premios fin de carrera y otras distinciones. Enhorabuena. En el segundo bloque es testimonial el conjunto de alumnos que acaba su carrera en los cinco años de precepto y mucho menos es frecuente que aparezcan en los rankings de esos premios. Y todo esto no queire decir que los alumnos del primer grupo no se apliquen ni esfuercen, que lo harán pues siempre para estar en lo más alto de las calificaciones es imprescindible el esfuerzo en grado sumo.
¿Hace esto desmerecedores de ayudas públicas a los alumnos del segundo bloque frente a los del primero? Pues al parecer sí, en el caso de que no se haga un mínimo esfuerzo en equilibrar ambas situaciones. Posiblemente requiere menos esfuerzos para un mismo alumno aprobar, pongamos, el curso de primero de derecho con un notable que tres asignaturas con sólo aprobado, pongamos, en ingeniería de telecomunicaciones. Y esto debe tenerse en cuenta. De otro modo pueden producirse efectos perversos, injustos y en definitiva contraproducentes para los mismos alumnos y por traslación para los intereses sociales y nacionales.
Así, podría ocurrir que las carreras del primer grupo se quedarían atestadas de alumnos con una altísima nota de corte y las del segundo bloque acaso se quedarían semi vacías y reservadas a los alumnos que cuenten con suficientes recursos económicos. Es decir, se crearía un gueto social y una ruina, una más, para la economía nacional. En definitiva, una especie de sociedad de castas de hecho. Un hito más de las despreciables teorías totalitarias neoliberales. ¿Hay quien ponga en duda que estas medidas son pura ideología y un ataque frontal de las clases social y económicamente priivilegiadas frente a las que no lo son?