No creen a España ¿Qué esperábamos?
La crisis ha desvelado que España se mueve entre el márketing superficial y el engaño. Y eso los mercados y sobre todo la Unión Europea, lo miden como un fraude. Y los fraudes se pagan. El fraude español viene de lejos. Un crecimiento aparente basado exclusivamente en la especulación inmobiliaria en la que los principales actores internos son las entidades de crédito que rompieron todas las cláusulas de prudencia necesarias para el correcto de una economía de cualquier nivel, desde la doméstica familiar hasta la financiera global. A eso va ligado la pléyade de intereses locales de los administradores y empleados de la Cajas, que alguien deberá investigar.