El
Ministro imbécil (otro más) y 10000 "cultos"
Margallo. Ese es el ministro en cuestión. Y es imbécil por bocazas y por reciprocidad merecida. Casi se pierde la cuenta de los imbéciles que demostradamente conforman el actual del Gobierno, con el agravante de que ya lo eran antes de resultar nombrados ministros; todo ello dicho en el más estricto de los significados que la palabra imbécil tiene en política. Tras sus manifestaciones de ayer, después vino lo consabido y ritual: que si el contexto, que si se quiso decir otra cosa,... En fin, unas redeclaraciones que al oyente le dejan entre cabreado (ahora se dice indignado, quizá como resultado de algún concienzudo estudio de márketing político) y con la boca abierta. Y es que con eso cuentan estos personajes, estos imbéciles; cuentan con tratar como imbéciles a los que oyen sus despropósitos negando a renglón seguido la más manifiesta de las evidencias para cualquiera que no es sino aquello de lo que ha sido testigo directísimo. Por ello, por reciprocidad automática y bien que se lo ha ganado, Margallo es un imbécil.
Muy mal debe de irle al Gobierno con el tema catalán cuando recurre al Ministro de Exteriores para concretar tal mensaje. ¿Es esta la política que España precisa? Y luego recurrir, como ha hecho Rajoy, a la trascendencia de los separatismos en el seno de la UE. ¿Es que no tiene argumentos para sostener lo mismo desde la misma Constitución Española y desde su historia? Lo que hay que sufrir con esta ralea (preferible a casta), por Dios.
Los "cultos" son esos 10000 que dicen que acuden al atavismo sanguinario del "toro de la vega" tratando de sostener que forma parte de la cultura. Aceptar tal oxímoron sí que es una razón de peso para darse de baja de España; más que nada para que no nos impregne tal dechado de cultura centenaria. Y menos mal, como dijo alguien muy "culto", como diciendo que se va suavizando el cruel ritual, que ahora no le cortan los testículos en pública algarabía.
Lo dicho, España se merece una demolición controlada y un buen proyecto. Quizá, visto el paisaje de árboles secos en política, habrá que esperar cien años a falta de arquitecto político facultado.
Pastrana a 17 de septiembre de 2014