"Ese abogao vale pá tó"
El abogado es un tío listo; no sabemos si es inteligente, pero listo sí que lo es. Sin duda. Porque el abogado en cuestión es varón, pero varón, ¡varón!. No trasplantado de genitales, no, sino que los trae de origen. O eso se dice pues nadie parece haberlo cuestionado jamás. Así que este tema de genitalidad, la profesional y la fisonómica, se queda aquí y nada más, que tampoco el asunto es tan trascendente al fin y al cabo.
El asunto trascendente es que el abogado se sirve de todo lo que puede para mantener su negocio abierto al público. Ya se sabe, hay que subsistir y en dónde hay hambe todo se puede perdonar, dicen los condescendientes y demagogos. El abogado no pone reparos a nada que se le encomiende y eso que las normas deontológicas de los Colegios de Abogados parecen ser estrictas, al menos tanto como las normas deontológicas de los colegios de arquitectos (arquitectos- arquitectos y de los otros, los honoríficos, esa subespecie profesional de tan imposible clasificación a la que el Tribunal Supremo español tuvo la ocurrencia de calificar como "nada jurídica". Para que luego digan que los jueces no tienen sentido del humor) y eso que el tío listo es capaz, ya ven que Hércules Tribuno es el hombre, a la vez, de representar a un ayuntamiento en vía penal ante los tribunales y a los responsables municipales del mismo Ayuntamiento procesados por prevaricación, delito que como cualquier lego en temas legales sabe es el más grave, o eso dicen los entendidos, que una autoridad puede cometer contra el bien jurídico protegido que es el correcto funcionamiento de las administraciones públicas.
Así, mientras el agraviado en esos delitos es el Ayuntamiento en cuestión, cuyo nombre no viene al caso, cuya identidad puede fabular cuanto quiera el lector, como tampoco lo es el del abogado, los imputados, que gestionan el Ayuntamiento y el abogado-abogado "pá tó" en ese Ayuntamiento, se las arreglan para que sea a su vez el propio Ayuntamiento el que pague. El que pague todo, inclusive por adelantado la defensa jurídica de concejales y alcaldes imputados, cosa que como todo el mundo sabe es a su vez otra prevaricación y por lo cual, por ejemplo, se ha imputado a siete concejales por aprobar pagar la representación de otro, un octavo, ya imputado por prevaricación y ello en el Ayuntamiento de Santiago de Compostela. Y es que parece que en España hasta hay jueces y fiscales que se atreven con la corrupción. ¡Qué suerte tienen algunos!