Ana y el limbo marital
Menudo título, sugerente tanto para un cuento como para una película X
La situación de Ana Mato propicia especulaciones que han llegado al punto de que ella misma no tenga muy claro cual es su estado civil
Veamos. Separado es la condición de una persona que ha interrumpido la vida en común con su cónyuge, conservando el vínculo matrimonial. Divorciado es la condición de una persona que habiendo estado casada ha disuelto su vínculo matrimonial. En el primer caso no está en situación de contraer nuevas nupcias y en el segundo sí.
Por tanto, la separación no anula la condición de esposo y de esposa. De este modo, tal estado de cosas, la separación, es como estar sin estar (casado) y como ser sin ser (casado). Es decir, un limbo de "maritalidad", si es que el término existiera.
Ahora, expuesto de tal modo, se empieza a comprender el extraño caso del estado civil de Ana Mato y sus resbalones respecto al mismo. Hoy, en El País, aparece el titular "Jesús Sepúlveda, exmarido de Mato: “Mi exesposa es inocente”" . Pues va a ser que no, porque por lo sabido, el señor Jesús Sepúlveda es , a fecha de hoy, el esposo de Doña Ana Mato y ella es su esposa, también a fecha de hoy, aunque nos bastaría que lo supieran ellos mismos y lo expresaran sin dudar ni confundir pues sus propias manifestaciones confunden a quien las lee.
Con tales composturas y aliños, la pareja puede mantener ante quien quiera oírlo, que siguen casados y también ante quien quiera oírlo que no son pareja. Por las rectricciones religiosas de Mato, parecería que esta situación salvara las apariencias y las contradicciones morales. Pero es que casado y emparejado no son lo mismo como todo el mundo sabe. Por lo tanto el estado aparente es ¿cuál, señora Mato?. Parece que de compostura a impostura, en este caso, hay muy poca distancia.
No es que nos guste meternos en asuntos privados, pero con la certeza de que la condición de soltero/casado/separado/divorciado de Mato y Sepúlveda está en boca de todos, no creemos que estas líneas sean una injerencia en la vida de los referidos. Y ello porque la certeza, la claridad en definitiva, lo es todo en un asunto donde términos de tanta gravedad como cohecho, propio o impropio, prevaricación y en definitiva corrupción, confetis de por medio, están, al parecer, tan próximos a los hechos dados a conocer desde la explosión del caso Gürtel y que tan de lleno han impactado en el entorno Mato-Sepúlveda.
También Ana Mato ha jugado al escondite verbal. Lo de "Mi ex marido..." lo hemos leído y escuchado de su boca decenas de veces. No. No. Jesús Sepúlveda es, hasta hoy, su marido, Señora Mato, le guste o no. Y para cerciorarse, si es que por si misma es incapaz de discernir si lo suyo es compostura y no impostura, pregunte a los leguleyos de su partido, que los hay y muy bien pagados. Y si no se fía de ellos, pregunte a sus amigos de todo corazón, como por ejemplo el señor Javier Arenas, que a buen seguro le indicarán sabia y afectuosamente lo que proceda.
Ahora, para terminar, lo importante. ¿Se aportaron a la masa patrimonial de la disuelta sociedad de gananciales del todavía matrimonio Mato-Sepúlveda bienes, capitales y derechos con origen en la trama de corrupción por la que se imputó al marido? En tal caso ¿debe la señora Mato dar explicaciones de ello? Haga como su jefe, el señor Rajoy y publique el acuerdo de separación de su sociedad de gananciales, señora Mato y así nos dejará tranquilos a todos los españoles. Transparencia y compostura. Continuará.