¿Somos corruptos…?
Términos familiares como tráfico de influencias, pucherazo, patrocinio, sobornos, extorsiones, fraudes, malversación, prevaricación, caciquismo, compadreos, nepotismo e impunidad se asocian con acierto a la corrupción, lo que nos da una visión panorámica de las variantes de esta conducta antisocial y en general delictiva
Es deseable utilizar el lenguaje de modo riguroso pues es el mejor modo de asentar las convicciones. Por esto, al hablar de corrupción y más en concreto de corrupción política nos atenemos, como referente, a la definición que nos ofrece la Wikipedia, que cualquiera puede consultar y, además, gratis: "mal uso público del poder para conseguir una ventaja ilegítima, en general secreta y privada", aunque todos sabemos de casos de corrupción escatológicos y hasta obscenos en su grado de publicidad.
Asunto delicado el de la corrupción. Siempre apuntamos lejos, pero está más cerca de lo que incluso estamos en condiciones de aceptar. Es difícil asomarse a cualquier medio informativo y no toparse con el término una o más veces al día: Cajas de Ahorro, Comunidades, Gürtel,.... Ahora, con el desgraciado monotema de la crisis, el término sale con más frecuencia que nunca y eso que hemos pasado por episodios realmente tenebrosos en todos los ámbitos políticos: desde el municipal hasta gobiernos regionales y nacionales y, en sentido transversal, todos los poderes del Estado. Incluso hay numerosas condenas que así lo atestiguan aunque no tantas como al parecer deben producirse. Quizá no hay más condenas porque no hay más denuncias por parte de quien sabe de temas concretos de corrupción y no ha cumplido con el
deber de denunciarlos, lo que no es en sí mismo sino una variante de la corrupción, al menos en los grados de complicidad y encubrimiento. Y no hablemos de las complicidades especulares o de la autoprotección que supone saber de los pecados del contrario y usarlo para protegerse de denuncias: "si cantas te denuncio por lo que tú sabes". De esto se sabe mucho, dicen, por nuestra
provincia.
La corrupción no afecta sólo a quienes habitan en el ámbito del poder, incluidos los funcionarios. También afecta a los particulares, personas o empresas, que utilizan las relaciones con el poder comúnmente con el propósito de sacar un beneficio particular ilegítimo y, en general, de obtener un provecho a costa de la comunidad. Se trata de los "listos" de toda la vida que muchos tienen como vecinos sin ir más lejos y que "triunfan" sin más mérito que sus "contactos y relaciones personales" y de éstos está a rebosar el ámbito político y post-político con esos retiros dorados absolutamente escandalosos en destinos públicos y privados y nadie sabe bien a cambio de qué ni los meritos de los "premiados". Así, muchos han conseguido el sueño dorado de entrar en la política simplemente para hacerse ricos.
La corrupción genera la putrefacción de la vida pública y convierte al sistema en sospechoso, cuando menos, de alentar una sociedad contaminada por las conductas corruptas. De hecho, es uno de los éxitos de los corruptos: hacer cómplices a una pluralidad de individuos que por lo general ni siquiera son conscientes de la manipulación a que se encuentran sometidos. Es exactamente la misma táctica que emplean los psicópatas sociales por lo que no es raro encontrar en un corrupto los síntomas inequívocos de los psicópatas. Un ejemplo: si una licencia ilegal favorece a un familiar y esto deriva en un beneficio directo o al menos emocional de una pluralidad de sujetos (el clan), todos ellos quedarán capturados por la maniobra corrupta y es altamente improbable que aun conociendo de la corrupción (que les beneficia de algún modo) la vayan a
denunciar ninguno de los miembros del clan de corruptos. Esta técnica la usan muy bien los corruptos-corrompedores a la hora de crear un clan de intereses en el cual ellos y su corte pretoriana, también
corrupta, siempre está en la cúspide y son los primeros beneficiarios. Es sin duda la definición perfecta de cacique o conseguidor que deja migajas para ese clan y que se favorece siempre de modo preferente y permanente. Se trata de la nube de co-corruptos.
Los efectos de la corrupción son devastadores. Se altera la lucha política legítima y limpia, y por tanto se degrada la democracia, usando los beneficios de la corrupción como un valor a la hora de conseguir el voto fácil de los co-corruptos. Se altera el mercado, por ejemplo el inmobiliario, cuando se dan licencias para instruir en suelo no urbanizado o rústico, devaluando las propiedades de quienes disponen de solares (suelo apto para edificar) pues se debilita la oferta a través de estas maniobras. Más de urbanismo, cuando se financia la compra de suelo no apto con una expectativa de recalificación que se materializa... o no pero eso es lo de menos pues el pelotazo ya está dado a costa del dinero de otros.
Se alteran las relaciones sociales sanas, normales y deseables cuando se señala con el dedo a quien o quienes dan la voz de alarma ante estas situaciones antisociales y claramente criminales en muchos casos, es decir delincuenciales, hasta el punto de convertir a quien actúa en defensa de la ley en objeto de las bajas intenciones de gentes serviles, ciegas en el interés, su interés, que anteponen a cualquier otra consideración noble.
Italia es un referente de la corrupción máxima, con "instituciones criminales" que son un cáncer en el cuerpo social y que son de todos conocidas. Por no mencionar a México donde la droga está rematando al país gangrenando todo. España también es un país sustancialmente corrupto, eso sí, a la española, y eso está reconocido en estudios que son fáciles de encontrar. No vamos a entrar en un análisis de lo dicho, simplemente es un hecho y su verificación documentada está al alcance de cualquiera. Curiosamente, incluso algunos Emiratos Árabes están mejor "calificados" que España y eso que en aquellos países existe una élite social que arrambla con los beneficios estatales del petróleo. Un ejemplo por todos, del que da detalles hasta el Banco de España: más del 20% del PIB español está fuera del circuito legal. Eso supone en tributación personal e IVA más de 70.000 millones de euros anuales de fraude, suficientes para que esta crisis no existiera, al menos tal como la conocemos, y también suficientes para crear por sí mismos más de medio millón de puestos de trabajo anuales. Y los Gobiernos, todos, han dejado pasar la oportunidad de iniciar una guerra fiscal "a muerte" contra este mal que asola la economía nacional. Esto es claramente consecuencia de un "consenso nacional" sobre la permisividad ante el fraude fiscal y es un caso extremo de corrupción generalizada. Y como remate, se nos dice desde el propio Gobierno que "vamos a perdonar a los ladrones", que nos roban a todos al no pagar sus impuestos, y les vamos a permitir redimir sus responsabilidades con un diezmo (10%) de lo defraudado.
En fin, somos destacada y estructuralmente corruptos como nación.
Y si el todo es corrupto, cada quien tiene su parte alícuota. Hasta el más pequeño municipio está contaminado. Siempre con honrosas excepciones ¿Quién no ha visto, pongamos, al alguacil de turno usando un vehículo municipal para tareas privadas? ¿Quién no sabe que el primo de mujer de determinado concejal ha logrado tramitar una licencia en un plazo record?. En lo que se refiere a los municipios, sobre todo en el ámbito urbanístico, el lector podrá por sí mismo llegar a sus personales conclusiones en razón de las siguientes preguntas orientativas:
ADVERTENCIA: estas preguntas están inspiradas en casos reales de municipios españoles
¿Se han otorgado licencias para construir en suelo no apto?
¿A quienes se ha beneficiado con tales licencias?
¿Ha actuado el Ayuntamiento de forma ecuánime ante el vecindario, persiguiendo a unos con ensañamiento y siendo permisivo en extremo con otros?
¿Son transparentes los contratos del Ayuntamiento con terceros?
¿Se emplea en el Ayuntamiento a gente dócil con el sistema?
¿Es transparente el Ayuntamiento en general?
¿Se ha consentido edificar en rústico?
¿Se han permitido actuaciones no autorizables en suelo medioambientalmente protegido?
¿Se han dado servicios municipales, como agua corriente, a edificaciones en suelo rústico?
¿Se ha permitido construir por encima de lo permitido?
¿Se ha permitido "urbanizar" sin que exista un planeamiento que lo autorice?
¿Se ha "quemado" dinero público en proyectos inviables?
¿Se ha consentido edificar en las zonas donde el Plan de
Ordenación Municipal contempla expresamente la prohibición de construir?
¿Se ha consentido la usurpación y venta posterior de suelo
municipal por parte de promotores?
¿Se ha omitido deliberadamente instruir expedientes
urbanísticos que afectan a usurpaciones de suelo municipal?
¿Se emplean fondos municipales para captura del voto de
personas mayores? Una vez en este punto, el lector será capaz de agregar unos cuantos puntos de su propia cosecha. Queda a la iniciativa de cada uno
Estas preguntas, con muy poco esfuerzo, son trasladables por ejemplo al ámbito de funcionamiento de los órganos rectores de las Cajas de Ahorro, muchas, cuyo Gobierno ha sido impuesto de forma interesada, y ahora comprobamos que con consecuencias letales, en manos de gente cuando menos inepta y claramente inadecuada para el puesto "designado" y que sin rubor ni vergüenza ha "prestado sus impagables servicios" a cambio de sueldos escandalosamente millonarios.
Valora, puntúa y llega a tus propias conclusiones. Y si todavía te parece que somos una sociedad sana, pues qué le vamos a hacer. Deberemos admitir que hay cosas que no tienen remedio.
Invitamos al lector a unos minutos de reflexión de todo lo expuesto y, si es posible, que se abra un debate entre amigos, vecinos y población en general. Quizá este sea el momento de llegar a un acto de contrición comunitario. Por el pueblo de cada uno siempre merece la pena un esfuerzo en pos de la justicia y del bienestar comunitario y si no es así no deja de ser una impostura y una cobardía cualquier otra actitud ante todo lo dicho, comprobado y admitido.
En cuanto a nuestras actuaciones contra la corrupción nos podrán acusar de lo que se quiera, menos de falta de transparencia, de no dar la cara por la comunidad y de no luchar por el interés común y legítimo. Y seguiremos en esa misma vía, le pese a quien le pese.