El márketing político o la ocultación de la verdad como táctica
El márketing puede ser definido como el arte de lustrar y sacar brillo a la mentira hasta que se impone como verdad, permanente o efímera.
Se nota la reacción del pueblo ante la mentira e incompetencia que en seis meses ha llevado al Gobierno a perder más de un 30% de apoyo y que en términos de democracia real está adoptando medidas ilegítimasEl esfuerzo de brillantes profesionales de múltiples disciplinas concurre en efectistas y efectivas campañas promocionales cuya finalidad es vender como óptimo y deseable lo que casi siempre es bastante peor que lo que se predica y además a precios desproporcionados que entre otras cosas han de subsumir el coste de tan atrevida ingeniería sociológica. ¿Quién no piensa en determinadas gaseosas coloreadas, en hamburguesas de cartón que no tienen más de 40 grs de carne, en dispositivos que fallan como una escopeta de feria, etc? ¿O en las cadenas de distribución al por menor que, de forma persistente y extensible a todos sus productos, mantienen precios de al menos un 20% más caros que la media? Eso sí, con continuadas campañas promocionales.
Hay otro tipo de márketing que podríamos considerar social como esas tiendas que venden la ilusión de todo barato que en general no vale para nada. ¿Quien no ha comprado en tales tiedas un atornillador que se dobla, una cinta aislante que no pega o un objeto de cristal que en realidad es plástico y se quiebra sólo a los cuatro días? Somos tan simples que hasta comprar le damos valor social: Esto lo compré en una tienda Serrano, aquello en Milán... y lo llamativo es que quienes ejecutan este márketing de proximidad encuentran estúpidos que asombrados ensalzan tales memeces.
El márketing intensivo es una señal inequívoca de querer vender masivamente lo que no se es o lo que no se tiene tal como se explica y en ese sentido comparte propiedades con la estafa, como viene contemplada en el código penal. Todos conocemos empresas que incluso a nivel mundial han logrado posicionar con éxito sus productos sin gastar en marketing y otras empresas que hacen del márketing su fuerte para imponer sus productos, muchas veces de calidad mediocre y precios abusivos, que compran los clientes desinformados y hasta orgullosos de serlo. Cada ladrón encuentra siempre una víctima a la medida de sus capacidades delictivas y mientras no pase de su nivel de actuar sin que se le note estará a buen recaudo. ¿Alquien se ha preguntado por qué razones las grandes corporaciones tienen gabinetes jurídicos mastodónticos a su disposición?
Pero no sólo son los consumibles los que llaman la atención. También la competencia democrática se ha visto penetrada desgraciadamente por tales técnicas de márketing, con resultados que en muchas ocasiones han resultado desastrosas para las sociedad. Sin más, la bondad del sistema bancario y financiero nacional. ¿Quién no ha escuchado esa maldita coletilla aplicada a cualquier pelagatos o mindungui, por cierto un término de uso común que no recoge el Diccionario de la Academa y que se aplica a una persona insignificante y sin mérito alguno, del que ahora se ha demostrado que como poco era un aprovechado: "de reconocido prestigio" aplicado a individuos o "excelencia educativa" o "excelencia universitaria" aplciado a instituciones como las Universidades, etc.? Engañabobos en boca de indecentes e interesados que se pasean por la vida simplemente comprando votos con el márketing que además pagan los idiotas que babean en su presencia y por desgracia también los que desprecian tales conductas.
¿Quiere el lector algún ejemplo reciente? Sin más, la propuesta del Gobierno de aplicar la amnistía fiscal a los defraudadores fiscales. Los responsables gubernamentales han dado a la manija de la manipulación informativa para convencer al público de la bondad de su medida. En nuestra opinión quienes tal cosa proponen y la llevan a cabo no son sino personajes que mueven el timón de su profundísima inmoralidad e incompetencia entre la delincuencia de los defraudadores y su propia tiranía por mor de la mayoría absoluta, en modo alguno son demócratas y deberían salir de inmediato de la vida pública. Por suerte las payasadas de algunos miembros del Gobierno, su incompetencia manifiesta y continuada que pone en riesgo, si es que cabe más, la credibilidad del nombre del España, parece ser que tienen los días contados: según se publica hoy en la prensa su apoyo en 6 meses se ha reducido más de un 30 % .
Otro ejemplo: las costosísimas obras de los túneles de la M-30 de la ciudad de Madrid, vendidas hasta con el argumento de que los madrileños tendrían playa y que han dejado a la ciudad a las puertas de la quiebra, todo por la megalomanía irrefrenable de un personaje, Gallardón, que es incapaz de controlarse. ¿Se imagina el lector la situación de la ciudad de Madrid sin esa deuda aplastante?